Nos tomó 26 horas llegar a Estambul desde Guatemala. Tres de cinco vuelos se atrasaron y con un idioma que pocos entienden, cualquiera se pierde.
Estambul es mágico desde la llegada, de entradita se observa una cultura muy distinta a la nuestra, llena de misterios que en los próximos cuatro días vamos a descubrir.
La amabilidad de la gente es impresionante. No es necesario preguntar, cualquiera que le miren cara de perdido se acercará y ofrecerá su ayuda. Nos pasó tres o cuatro veces. ¡Son buena gente los turcos!
Probamos el primer Kebab, era lo que estaba a la mano y aunque no me sorprendió, estoy seguro que vendrán mejores kebabs estos días.
Quisimos tomar algo para la digestión y terminamos conociendo a Vefa, dueño de un restaurante, quien nos termino invitando a unos traguitos de anís muy buenos.
Lo único triste de la noche fue saber que este país está en crisis después de los atentados y el golpe de estado. Una lastima para tan bella cultura.